En un viaje de negocios a un pueblo rural, conozco a una chica tranquila con un cuerpo bien desarrollado en la parada del autobús. El entorno ya está envuelto en la oscuridad de la noche. En un lugar tan desolado, sin luces, bancos ni otras personas alrededor, se me ocurre una idea. Si me aprovechara de esta chica, ¿podría salirme con la mía...? Incapaz de sacarme ese pensamiento malicioso de la cabeza, después de subir al autobús, me siento justo a su lado. En el espacio reducido de nuestro asiento, nuestros hombros se tocan. Sus pechos rebotan con los baches de la carretera. El leve aroma de su champú... ¡Ya no puedo controlarme!
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